Publicado en GranadaHoy el 24 de junio de 2013
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| Frontispicio de la exposición de Alejandro gorafe en Santa Fe. Al fondo las piezas Derviche y Tapiz. |
El pasado 13 de junio se inauguró, en la sala de
exposiciones del Instituto de América de Santa Fe, la exposición
De la
ironía sugerida a la invención visible
del artista granadino Alejandro
Gorafe; una muestra que se compone de una treintena de piezas
escogidas, a lo largo de su carrera artística. Pero antes de empezar a comentar
la exposición, se hace necesaria una pequeña reflexión sobre la sala
santafesina. El Instituto de América, Centro Damián Bayón, es una institución
dependiente del Ayuntamiento de Santa Fe que tiene más de veinte años de
existencia -fue creado en 1992- y a lo largo de esta madura vida, ha sido el recipiente
de un alto número de exposiciones que lo han convertido en un espacio de
referencia para el aficionado y el profesional del arte, no solo para Granada,
sino que podríamos extender su influencia al nivel autonómico. Por sus muros
han pasado artistas internacionales de la talla de Julian Schnabel, Tony
Ousler, Keith Haring o James Lee Byars; artistas nacionales como Jordi
Teixidor, Soledad Sevilla,
Julio Juste, Frederic Amat o Gerardo Delgado. Así como, exposiciones de colecciones
como
Double Trouble de Tom Pachet o
la colectiva de arte iberoamericano
El
final del eclipse. Además, como es lógico, la sala también ha sido sede de
numerosas exposiciones de artistas locales, tanto jóvenes como ya consagrados,
y este es el caso de la muestra de Alejandro Gorafe que hoy nos ocupa.
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| Un momento de la inauguración, de izquierda a derecha: Alejandro Gorafe, artista; Concha Hermano, comisaria y Juan Antonio Jiménez villafranca, director del Instituto de América de Santa Fe |
Alejandro
Gorafe es un artista con una amplia experiencia plástica que
suele trabajar series de piezas que mantengan un hilo conductor que, en su caso,
puede ser temático o relativo a las materias trabajadas, para realizar sus
particulares construcciones formales que le servirán para otorgar el discurso
conceptual escogido en cada momento. En la presente muestra, Gorafe nos propone
un paseo individualizado por las tres salas principales del Centro Damián Bayón.
Así, en la primera sala nos muestra una selección de obras anteriores, entre
las que destacan las tempranas
Óp-art I y
II de 1984, obras pictóricas que ya apuntan la ironía que se irá
desarrollando su obra posterior. En esta sala se concentran una serie de piezas
que son paradigmáticas de la forma de hacer del artista: la recuperación de elementos
de desecho, tales como muelles que sirven para hacer complicadas tramas
geométricas como en
Juegos de artificio (2008),
molduras de madera que configuran una dorada
Pagoda (2008) o el
interior de antiguos transformadores, con los que crea una serie de piezas
escultóricas, casi autobiográficas, que definen la forma de trabajo del autor a
través de su título:
Las transformaciones
de Gorafe (1994). Esa transformación del material, esa descontextualización
surrealista, sirve para crear nuevas imágenes metafóricas de implícita poética
visual, como ocurre con el
Hombre máquina
(2010): un maniquí anclado a una
maquinaria que se activa cada tanto, pero que no provoca el movimiento del
hombre, prácticamente una declaración de intenciones.
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| Juegos de artificios y Pagoda |
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| El hombre máquina y Óp Art |
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| La mirada más mona y El bosque acaramelado |
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| Mírame no te cortes |
La tercera sala tiene por protagonista la utilización de los
elementos pop de las marcas de refrescos, como la Coca-Cola -Danza de la Coca-Cola (2001)- destacando
la pieza del Derviche (2013),
construido con un maniquí y una sombrilla esponsorizada, o el homenaje que
realiza Gorafe a los tejidos tradicionales en Tapiz o Jarapa (2010) confeccionados
con centenares de chapas de bebidas, manipuladas, engarzadas y acopladas, de
tal manera que consigue la visualidad de las artesanías tradicionales como en la Silla
Pepsi (2010) o efectos
ópticos de manipulación geométrica con Cubo
en dos dimensiones (2010), algo que va siempre unido a la obra de Alejandro Gorafe, pues
en su obra se rastrea una preocupación por la geometría y la matemática, a
través de sus formas y representación. Así, las seriaciones de centenares de
piezas iguales que transforman su realidad, para crear otra realidad visible,
nos hace pensar en los fractales y sus infinitas posibilidades formales.
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| Derviche, Jarapa y Publicidad solapada |
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| Silla Pepsi |
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| La danza de la Coca Cola |
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| Detalle constructivo de una de las obras |
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| Cubo en dos dimensiones |
Entre las salas anteriores nos encontramos la sala central
de la exposición. En
ella se han recogido seis piezas realizadas para esta exposición y su título,
Ti tiritañas (2012-13), ya tiene unas
connotaciones especiales: por una parte la palabra, ligeramente modificada, de
profunda raigambre granadina, que Manuel Rivera utilizó en los años setenta
para una de sus series de telas metálicas y, por otra, el material utilizado
por Gorafe para estas aéreas esculturas: la propia tela metálica, recortada,
eliminando la materia que la compone, hasta dejarla en la mínima estructura que
la sostiene, para a continuación plegarla como si de un trabajo papirofléxico
se tratara, con la que crear unas piezas que guardan su trama geométrica
interna, aunque alterada, hasta el punto de no ser fácilmente identificable su
ser inicial. Un precioso homenaje de un artista granadino, a otro desgraciadamente
desaparecido.
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| Ti tiritaña, al fondo la sala 1 |
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| Ti tiritaña, al fondo La cabeza a Pájaros |
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| Ti tiritaña |
Aún podríamos hablar de más piezas de gran sutileza que se
exponen en esta magnífica exposición, como La
mirada más mona (2005), reproducción de la Mona Lisa davinciana, a
la que, en vez de añadirle unos bigotes para desacralizara, como hicieron los
surrealistas, Gorafe le añade unas gafas de muestrario comercial, ensalzando
sus ojos, frente a su arquetípica sonrisa. Otra pieza destacable es La cristalización de los deseos, colección
de vilanos –bulanicos en granadino- conservados en cubos de metacrilato y que
portan los deseos de aquellos que los recogieron. Poética exquisita para una
sala como la del
Instituto de América de Santa Fe, imprescindible en el
panorama artístico de Granada y de Andalucía. Una exposición que no debe
dejarse escapar, pues la obra de Alejandro Gorafe bien que lo merece.
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| Reflejos |
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| La Cristalización de los deseos |